IGLESIA DE SAN DE SAN JUAN BAUTISTA
TALAMANCA DE JARAMA
En Talamanca de Jarama tenemos en
nuestra iglesia una de las pocas obras arquitectónicas del románico tardío de
la Comunidad de Madrid, y uno de los mejores ejemplos de la península.
El templo, parroquia de la localidad
dedicada a San Juan Bautista, permite al visitante disfrutar de una
arquitectura del Medievo mezclada con composiciones de la Edad Moderna
consecuencia de restauraciones posteriores.
La fachada de poniente es de estilo
renacentista al igual que las naves (S. XVI). Está compuesta de una portada
clásica con arco de medio punto apoyado sobre pilastras y dos columnas toscanas
que soportan un frontón clásico cuyo interior alberga una hornacina con la
imagen de San Juan Bautista.
La parte más primitiva del templo, y que encierra mayor belleza tanto en su lado exterior como interior, es el ábside de sillería caliza, de planta semicircular, dividida en cinco paños separados por cuatro columnas que se apoyan sobre plinto.
El alero está soportado por veinte
canecillos y metopas, y sobre éstos un friso con decoración floral. De los
cuatro capiteles del exterior que soportan el alero, en dos se adivinan motivos
vegetales, mientras el del lado norte presenta parejas de arpías en muy buen
estado.
El románico, sobre todo en el ámbito
rural, incorpora motivos de tipo costumbrista o anecdótico y suelen ser los
canecillos de las iglesias los que con mayor abundancia se adornan con
esculturas, que representan las vivencias más cercanas. Dentro del bestiario
románico podemos encontrar: dragones, basiliscos, centauros, saltimbanquis, y
alguna representación como era habitual de algún mes del calendario agrícola.
De toda la cabecera lo que se conserva
en un perfecto estado, son los tres ventanales que se repiten en el interior,
enmarcados con arcos de medio punto
sobre columnillas, donde podremos disfrutar de los más bellos capiteles
y cimacios, todos diferentes, donde el cantero medieval hizo el trabajo de un
platero, que brilla por su esplendor.
Entrando en el tempo, descubrimos una
planta basilical de tres naves separadas por grandes columnas de fuste
monolítico de caliza que se apoyan sobre basas de granito. Sobre el fuste lucen
magníficos capiteles decorados con bolas y rematados con lazos. Sobre los capiteles
se apoyan grandes arcos carpaneles de gran luz, y su intradós está decorado con
bellísimas rosetas, todas ellas de esbelta factura.
En las enjutas o albanegas de los
arcos que dan a las naves laterales, dos medallones o tondos con los emblemas
del cardenal Tavera, promotor de las obras de restauración durante el siglo
XVI, y en las de la nave central, los símbolos de los dos Santos Juanes.
La cubierta a dos aguas, con una
estructura de par y nudillo, da pie a los talladores mudéjares, para crear un
bellísimo artesonado ochavado. Un sencillo alfarje con decoración a soga y
escamas, cubre el sotocoro.
En su interior, una pila bautismal del
S. XIII y dos de agua bendita del siglo XV
El ábside, bellísimo en su exterior, deslumbra también en su interior. Acercándonos al Altar Mayor, un arco triunfal de estilo gótico nos da la bienvenida dando paso al presbiterio y al altar mayor, cubiertos ambos por una bóveda de crucería y otra de horno. Seis columnas adosadas al muro con excelsos capiteles con bolas de crochet o cardina, y sobre éstos, bellísimos y diferentes cimacios soportan los nervios de la bóveda.
En el lado del evangelio, sobre el fuste de
una columna, se haya la imagen de la Virgen de la Fuente Santa, patrona de la
villa. A finales del S. XVI se rompe el muro norte, y un arco renacentista da paso
a la capilla funeraria de la familia Caro de Avendaño.
Tres
ventanales abocinados con vano de saetera cerrados con alabastro, iluminan la
estancia creando un ambiente de especial recogimiento.
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